Natalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, ambos bogotanos, vivían en Santa Marta, en la región del Caribe, donde Natalia trabajaba en un proyecto ecologista en la región y Rodrigo era estudiante de antropología y un reconocido DJ de esa ciudad.
El viernes en la tarde, camino al norteño departamento de la Guajira donde tenían la intención de celebrar su luna de miel, primero con una cena con amigos, fueron interceptados en la carretera por sujetos desconocidos.
El lunes, 23 de diciembre, sus cuerpos fueron encontrados con las cabezas encapuchadas, las manos atadas y con tiros de gracia.
Sus muertes han causado conmoción en las redes sociales donde la etiqueta #NataliayRodrigo es tendencia.
No sólo se lamentan del funesto hecho en la época navideña sino resaltan la inseguridad bajo la que viven los trabajadores sociales e investigadores ambientalistas en zonas de conflicto en Colombia.
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