¿Qué tan baja deber ser la presión sanguínea para evitar un infarto?

NUEVA YORK – Casi medio siglo después de que rigurosos estudios demostraron que los medicamentos que bajan la presión sanguínea evitan los ataques cardiacos, las apoplejías y las muertes, los investigadores siguen sin saber cuán baja debería ser la presión sanguínea. Más de 58 millones de estadounidenses toman estos medicamentos, pero esta pregunta fundamental sigue sin ser respondida.

“Todos sabemos que tratar la hipertensión es bueno, pero no sabemos cuán agresivos deberíamos ser”, dijo el doctor Michael Lauer, director de la División de Ciencias Cardiovasculares del Instituto Nacional de Cardiología, Neumología y Hematología.

El instituto está buscando respuestas definitivas como parte de su misión para reducir las muertes por enfermedades cardiovasculares, continuando con el desplome de varias décadas en las tasas de mortalidad por este importante asesino.

Los resultados de un estudio grande y riguroso, llamado SPRINT por la sigla en inglés de Ensayo de Intervención de la Presión Sanguínea Sistólica, se esperan para 2020. Los investigadores están dando seguimiento a 9 mil adultos de edad mediana y mayores con alta presión sanguínea. A la mitad se les asignó al azar para hacer que su presión sistólica – el número superior que mide la presión sanguínea cuando el corazón se contrae – baje de 120 mientras que los otros debían bajarla a menos de 140. El estudio medirá no solo los ataques cardiacos, apoplejías y enfermedades renales, sino también los efectos sobre el cerebro. ¿La gente piensa mejor y evita la demencia con una presión menor?
Mientras tanto, los médicos están tomando decisiones en medio de una neblina de incertidumbre.

¿Qué hay de un paciente como Glenn Lorenzen, de 67 años de edad, cuya presión sistólica alcanzó la atemorizante cifra de 220 en octubre?

En un día frío en diciembre en la clínica cardiovascular en el hospital de Asuntos de Veteranos de Boston, había recibido la buena noticia de que los medicamentos y la pérdida de peso habían reducido su lectura a 124. ¿Debería estar contento? ¿Debería buscar reducirla a 120? ¿O debería bajarle un poco a los medicamentos y permitir que su presión subiera a 140 o incluso 150?

Una forma de pensamiento dice que la presión sanguínea sube con la edad para bombear más sangre al cerebro. Otra dice que la hipertensión daña al cerebro, quizá causando mini apoplejías silenciosas.

“No sabemos qué es lo correcto”, dijo David Reboussin, un especialista en bioestadística en la Universidad Wake Forest que es un investigador principal del nuevo estudio federal.

La tendencia en la geriatría es permitir que la presión suba, aunque no por encima de 150, dijo el doctor Alfred Cheung, investigador del estudio que es nefrólogo y profesor de medicina en la Universidad de Utah.

“No se basa en datos duros”, dijo.

La falta de evidencia está en el centro de una disputa que es en parte un artefacto de la forma en que evolucionó el pensamiento sobre la presión sanguínea.

MEDICAMENTOS VS. SABIDURÍA POPULAR

Cuando los medicamentos para reducir la presión sanguínea llegaron al mercado en los años 50, muchos médicos no sabían si deberían prescribirlos. Pensaban que la presión sistólica debía ser de 100 más la edad de una persona. La sabiduría popular era que los vasos sanguíneos se endurecían con la edad, de manera que la presión más alta ayudaba a impulsar la sangre a través de ellos.

Esa opinión fue desacreditada en 1967 cuando un riguroso estudio que comparaba los medicamentos con un placebo terminó antes porque quienes tomaban las medicinas tuvieron muchos menos apoplejías y ataques cardiacos. Los medicamentos se volvieron básicos en la medicina, y se les atribuye salvar millones de vidas.

Muchos primeros ensayos clínicos ni siquiera abordaban la presión sistólica, que es el centro de la atención hoy. En vez de ello, analizaban la presión diastólica, la cifra más baja, que representa la presión en los vasos sanguíneos cuando el corazón se relaja entre latidos.

“El pensamiento general – incorrectamente – era que conforme uno envejece, la presión sistólica aumenta naturalmente” para suministrar sangre al cerebro, dijo el doctor William C. Cushman, jefe de medicina preventiva en el Centro Médico VA en Memphis, Tennessee.

Fue solo en 1991 cuando se publicó el primer estudio sobre la presión sistólica. Este estudio e investigación subsecuente concluyeron que el objetivo del tratamiento debería ser un nivel por debajo de 150 para evitar ataques cardiacos, fallas cardiacas y apoplejías. Casi ningún estudio examinó los resultados en metas más bajas.

Fuente: donfelixspm.com
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