
Dijeron que desde hace un tiempo reciben los fármacos vía la
sede central del ministerio en Santo Domingo, viéndose afectados más de tres
mil enfermos de cáncer de toda la región.
La centralización del programa fue dispuesta, según dijeron,
por la ministra de Salud, Altagracia Guzmán Marcelino. Se quejaron de que la
medida pone en mayor riesgo de muerte a los pacientes, que antes se trasladaban
a Santiago desde ciudades como Mao, Montecristi o Puerto Plata.
A Natasha Fermín se le hizo difícil hablar como paciente y
evitar el llanto, por la angustia que le produce tener que viajar desde Mao
hasta Santo Domingo para conseguir los medicamentos.
Cuando sólo tenía que llegar hasta Santiago le era posible,
toda vez que contaba con la solidaridad de vecinos y del Sindicato de Choferes
de Mao, que la traían y la regresaban a su pueblo.
La mujer tiene tres hijos y no tiene empleo, lloraba con
pesar como también lo hacía Isabel Freites, oriunda de una zona rural de Puerto
Plata.
Freites es madre de un niño que de dos años de edad, dejó al
cuidado de sus parientes porque su cáncer de mamas, en grado cuatro, no le
permite atenderlo.
Ambas, pacientes del instituto, acompañaron a médicos de la
institución para quejarse de la arbitrariedad de la medida, que además, la
definen como injusta e inhumana por parte de la ministra de Salud, Guzmán
Marcelino.
Rafael Gutiérrez, jefe clínico del Oncológico, defendió la
calidad profesional del centro y la honestidad, pulcritud y control con que
suministraba los medicamentos a los 3,200 pacientes cancerosos.
Gutiérrez y los pacientes hicieron un llamado al presidente
Danilo Medina para que ponga atención a la denuncia.
Denunciaron además, que el Ministerio de Salud cerró el
programa de pacientes protegidos, que supuestamente obliga a los nuevos
enfermos de cáncer a recibir las primeras atenciones en el Instituto Oncológico
Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavárez, de Santo Domingo.
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